el pacto
lentamente veía como los minutos daban su ultimo suspiro antes de desaparecer y esfumarse para siempre;las chispas del brasero al medio de la sala era lo único que mantenía a esta fuera del silencio absoluto; el atardecer estaba perfecto, un anaranjado brillante, nunca antes visto por el, no habían nubes ni nada solo una enorme pincelada de colores anaranjados similares a . . .no le gustaba pensar en ello pero inevitablemente revivía las escenas todas las tardes; aveces se arrepentía de haber vendido su alma por un par de centavos que de nada le servían ahora .
Decidió al igual que todos los días ver el atardecer hasta que este se consumara.De pronto un sonido perturbo el silencio de la sala. . . podía reconocer ese sonido donde fuese era el de un arco deslizándose suavemente por las cuerdas de un afinado violín; de inmediato un frió le recorrió todo el cuerpo; miro fijamente el reloj siete treinta . . . volvió la mirada lentamente a la única puerta que había, lentamente dio un paso, pero de inmediato sonaron fuertemente las cuerdas de un Chelo y seguido de esto se desato una melodía alrededor de toda la sala; miro el reloj y se dio cuenta que se había detenido era imposible siete treinta; dirigió la mirada hacia la ventana y se dio cuenta que el maravilloso atardecer seguí intacto inmóvil; ahora la melodía sonaba infernal-mente en su cabeza volviéndolo loco; era la primera melodía que había compuesto la que de inmediato lo lanzo al estrellato y la que lo había torturado tantos años; preso del pánico se lanzo al suelo y vio que la habitación era cada vez mas pequeña; ahora la ventana estaba frente a el con ese maravilloso atardecer intacto. Lloro y suplico perdón dentro de su mente y no pudo evitar que el miedo saliera de su mente, entonces con los ojos cerrados :
-te lo suplico, te lo imploro no me lleves!
Entonces la melodía paro en seco volviendo le alma al cuerpo, las sabanas lo apretaban con tenacidad casi extrangulandolo . . . suspiro ya abrió los ojos lentamente.
Se encontró con la ventana frente el y el hermoso atardecer era el cabello de ella; le sonrió y dijo con ternura:
-toquemos una vez mas par que nuestro buen amigo nos oiga.
Sabia que lo que le tocaba era peor que la muerte la vida eterna escuchando esa interminable melodía.